Estamos asistiendo a un cambio de paradigma. La pandemia ha transformado por completo nuestras vidas. También la de las empresas. La actual situación ha propiciado una caída drástica de sus ventas, obligando a éstas a buscar nuevos mercados y a diversificar sus exportaciones. También a desarrollar nuevas estrategias para seguir impulsando sus procesos de internacionalización.

En este contexto, el mercado Halal se erige de nuevo, como ya hiciera durante la pasada crisis de 2008, como una gran oportunidad para que las empresas españolas compensen sus caídas en ventas. Compuesto por 57 países de mayoría musulmana, emergentes en su práctica totalidad, y más de 1.600 millones de personas, con cada vez mayor poder adquisitivo, este mercado lleva décadas registrando cifras de crecimiento próximas a los dos dígitos, y sigue ofreciendo, a pesar de no ser inmune a los efectos económicos de la Covid-19, grandes oportunidades de negocio a las empresas española.

La alimentación Halal está siendo una gran oportunidad ante la crisis.

En 2018, último año para el que se disponen cifras, los musulmanes gastaron 1,3 billones de dólares en alimentación y bebidas. De éstos, 1 billón fue destinado a consumir alimentos Halal. Pero no todo es alimentación en el mundo musulmán. Otros sectores, como el de la cosmética o los fármacos Halal, también están registrando fuertes tasas de crecimiento, alcanzado cifras de negocio próximas los 64.000 y 92.000 millones de dólares respectivamente. Se espera que el gasto en productos y servicios Halal crezca hasta los 3 billones de dólares en 2024.

En nuestro país, el despegue de este mercado no ha pasado desapercibido, y ya son más de 500 las empresas españolas que cuentan con la certificación Halal para poder comercializar sus productos en los países de mayoría musulmana, así como en otros, que sin ser de mayoría musulmana, cuentan con una población musulmana significativa, como Francia, la India o Estados Unidos, y en donde la demanda de productos Halal no ha hecho otro cosa que crecer en los últimos años.

A pesar de ello, aún estamos lejos de desarrollar todo nuestro potencial. España cuenta con numerosas e importantes empresas en sectores como el de la alimentación o la cosmética. Por su parte, los países de mayoría musulmana importan buena parte de los productos que consumen para ambos rubros. Esto ha de llevar a nuestras empresas a cambiar su percepción con respecto a este mercado. Ha de dejar de verlo como un mercado “oportunístico”, que funciona a modo de salvavidas en tiempos de crisis como la actual, para pasar a percibirlo y a tratarlo como un mercado estratégico que puede ayudarles a seguir creciendo, diversificando sus exportaciones e internacionalizándose.

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